“Si pudiera escoger un lugar para nacer, elegiría nuevamente mi pueblo”

La vida y el conflicto armado en Colombia le quitaron, como a muchos, la oportunidad de seguir viviendo y creciendo en su lugar preferido en el mundo, la Tola Nariño; lugar que recuerda con una sonrisa radiante en el rostro y quizá, el lugar que le ha dado las mejores anécdotas para contar.
Hoy Nelson Sinisterra Solis, de 25 años, quiere devolverle a su pueblo con gratitud todo lo bueno y provechoso que ha influido en él como persona y como parte de este tejido social al que pertenece, para ello, emprende un proyecto donde pretende regresar a la Tola esas actividades económicas traiciónales como la extracción de madera, el cultivo y la pesca de las que la gente vivía y pasaba de generación en generación y de las que hoy queda muy poco.
Nelson se siente responsable del cambio y aunque hace muchos años partió de la Tola, con orgullo quiere resguardar la identidad y patrimonio de la verdadera Tola, lugar que desde los años 2002-2004, se ha ido empañando por presencia de guerrilla
Aquí empieza la historia de vida de Nelson Sinisterra Solis, quien tuvo la oportunidad de disfrutar ese mágico lugar hasta los 12 años de edad y por motivos mayores, fuera de su alcance y de su familia, tuvo que abandonar.
Esos doce años fueron suficientes para que Nelson recuerde con amor los hermosos paisajes selváticos de su pueblo y el furioso mar del pacifico que representa la tenacidad de todos sus habitantes.
Nelson deja su pueblo, para el año 2002- 2004 por un rumor que corría por el pueblo: ‘los jóvenes, de cierta edad, serían reclutados por la guerrilla’, lo que se volvió realidad; su madre sin ninguna otra opción y con temor de perder a su hijo lo envía a la ciudad de Cali, a donde una familiar que aunque no pasaba por el mejor momento económico, sin duda, le brindaría esa seguridad que buscaba para su hijo.
En Cali
Con el cambio de residencia también llegaron fuertes dificultades culturales para este niño que empezaba a formarse en la ciudad, pues al llegar a Cali, su tía lo inscribió en el Colegio del corregimiento el Hormiguero y por su acento y comportamientos ‘diferentes’, se volvió objeto de burla para sus compañeros, pero su sensatez y madurez jugaron a su favor y Nelson impuso respeto y se destacó ante los demás compañeros siendo el estudiante más aplicado y con mayor rendimiento académico, de este modo, era la personas más estratégica para los demás estudiantes.
En el 2007, Nelson terminó el colegio destacándose por su nivel académico. Quiso estudiar música, pero por el escepticismo de muchos padres en las carreras artísticas, no contó con el apoyo necesario para poder llevar a cabo su plan de vida. Intento trabajar para conseguir dinero y así, acceder a la carrera profesional que él quería pero desistió pronto, pues el único lugar que conocía para poder iniciar con su sueño era la Universidad del Valle y para ingresar, exigían alto conocimiento musical y Nelson, solo tenía las ganas.
Para el año 2008, su padre lo inscribe a la carrea de contaduría en la universidad Autónoma de Occidente, pero Nelson desconocía totalmente ese campo laboral, sin embargo, aunque no era lo que prefería y era una decisión impuesta, asumió el compromiso. En su primer día de clase los nervios lo superaban y se irradiaba de intranquilidad cuando vio que sus compañeros ya trabajan en el campo y tenían conocimientos previos del tema, sin embargo, este un joven perseverante que no se queda en lamentos y las dificultades de la vida, empezó a estudiar con dedicación, para luego convertirse en uno de los mejores de la clase, aunque siguiera con el sin sabor de que eso no era lo que él quería para su vida.
Nelson se fue destacando y en su desarrollo profesional, se enamoró de su carrera. Para ese entonces, su padre se había quedado sin trabajo y debía buscar alternativas para continuar con su formación. Su primera opción, sin pensarlo dos veces, fue la estrategia que utilizó hace unos años para imponer respeto en el colegio, su conocimiento; se esforzó un poco más en el aula de clase y logró obtener cuatro becas por excelencia académica y así alcanzó su título de contador, posteriormente hizo una especialización en finanzas y hoy trabaja como joven investigador en la Universidad Autónoma.
La música

En la Universidad, mientras se enamoraba de los números, encontró un espacio para estudiar eso que tanto le apasionaba desde niño, la música. Un profesor de música de la universidad lo apadrino y lo empezó a formar, pronto ingreso al coro de la universidad.
A pesar de que Nelson nació en un lugar en el mundo de donde se dice que las personas se levantan escuchando folclor y los niños, desde muy pequeños tocan la marimba, hoy asegura que eso corresponde a otro mito más de la sociedad y un plan que solo se queda en un papel de la secretaria de cultura. Nelson se enamoró de la música en manos de la salsa y no del folclor que escuchaba la gente de su pueblo.
Cuando llego a Cali, su gusto musical como su vida, cambio rotundamente y empezó a sentir gusto por los boleros, la música colombiana, opera y en una formación autodidacta empezó a llenar su vida de profesional, con música que lo sacaba de la rutina diaria de un citadino, para vivir su vida de la mejor forma que él considera.
Hoy es un hombre de proyectos grandes que se siente orgulloso del lugar donde nació y donde por gratitud, quiere direccionar todos sus esfuerzos y conocimientos aprendidos durante toda su vida. Nelson considera que con amor, dedicación, disciplina y pasión se puede salir adelante sin tiempo para excusas y quejas sobre las dificultades específicas de la vida, pues afirma que estas mismas ‘dificultades’, terminan siendo esa fuerza interna que te exige mejorar y superarte