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En el Pacífico los muertos siguen de fiesta


Foto tomada de internet debido a que la Cantautora Inés Granja no permitió tomarse foto el día de la entrevista.

Amanecer cantando, jugando y bebiendo, pareciera que fuera una fiesta de celebración alegre, sin embargo, en el pacífico, especialmente en Timbiquí, al muerto se le despide con bebidas alcohólicas, con juegos y con cantos que en este caso se llaman alabados y chigualos.


Los gritos, el llanto, bañar al cadáver y vestirlo es lo primero que se hace cuando se muere una persona adulta en el pacífico. La sala de la casa de los dolientes se adorna con telas, y en medio de un altar está el difunto en su ataúd o cajón de madera.


De inmediato, la familia debe pensar con cabeza fría para comprar el viche, el ron, el aguardiente, el pan, el café, el cigarrillo, el tabaco, los dulces, el dominó, el parques, entre otros, para que quienes los acompañen se entretengan, pues como comenta la cantautora Inés Granja “si falta el viche, el ron o cualquier bebida, sepa que usted solo va a velar a su muerto porque la gente se va”.


A los dolientes los acompañan todas las personas que quieran, generalmente asisten unas 100 o 200 personas quienes jugando, cantando o bebiendo acompaña al difunto.


Desde que el muerto es puesto en la sala se comienza a escuchar un canto que sin marimba ni cununo refleja y expresa dolor, este canto que hombres y mujeres entonan sin instrumentos es de melancolía, se conoce como los alabados, “son los cantos tradicionales que se utilizan para velar un cadáver, es un ritmo que no es de alegría sino de pasión, de dolor”, dice Diego Balanta, músico del pacífico colombiano.


Durante toda la noche al muerto se le acompaña con alabados, a las doce se sirve café, el pan o comida, se hacen rezos con una persona ‘rezandera’ quien generalmente es de una edad avanzada, es el ancestro encargado de dirigir la parte espiritual en la noche.


Con juegos de mesa, bebidas y comida, se vela al difunto durante toda la noche y al día siguiente se entierra, y es cuando la sala se desviste, se coloca un ramo, un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús o de la Virgen del Carmen y una vela que no se debe apagar, pues el duelo continúa en la familia.

El alma sigue presente durante nueve días, es por esto que se le hace novenas durante los días en que el alma aún está, al noveno día se realiza la ‘ultima noche’, día donde se viste nuevamente la sala, se hace una mariposa negra con telas y a las 12 de la noche se canta el ‘despedimiento’ y las alabanzas, “los acompañantes hacen una fila de lado y lado para que el espíritu del difunto salga, cada uno tiene una vela con un lazo negro, cuando ya se termina de cantar, se saca la parte negra de la velas lo que quiere decir que ya el luto se acabó”, cuenta la cantautora Inés Granja.

Los ‘ángeles’ son almas puras y así, en el pacífico, le llaman a los niños cuando dejan de respirar, a ellos se le hacen chigualos, aquel rito que consiste en juegos, en este caso no se les canta alabado sino que se hacen juegos de ronda o jugas para chiguliar al ángel.

“No se acostumbra a velar al niño con un alabado porque es muy fuerte para un ángel, entonces se utilizan el chigualo, es la misma muerte pero ellos lo hacen como un juego porque son niños, y los adultos participan con juegos de ronda” asegura Diego Balanta, músico del pacífico colombiano.


El ángel después de fallecido es puesto en una mesa o un cajón en medio de sala donde los acompañantes le hacen rondas, todos en un circulo se pasan de mano en mano al niño muerto, le cantan canciones como el Florón, así es como lo explica la cantautora Granja “a los niños se les canta ‘se fue el florón’ y el niño se lo pasa a la otra persona que está a su lado, y continúa la canción, ‘por el calleva’, y se lo vuelve pasar a la otra persona; el niño muerto pasa de mano en mano por la ronda de personas” a lo que ella considera que es una falta de respeto, pues asegura que “la muerte que mata al chico es la misma muerte que mata al grande, muerte chiquita no hay. El niño que se muere es como si se muriera un adulto, hay que respetar”.


El chigualo se le hace a un recién nacido hasta un niño de 3 o 4 años, en éste acontecer se hacen chistes, adivinanzas, también, al igual a los alabados, se compra bebidas, juegos y comida para quienes acompañan a los dolientes.


 
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